Alejandra Scelles Torres - Spain

Pensábamos que habíamos abolido la esclavitud. Hay más esclavos hoy que en cualquier otro momento de la historia. Más de 45 millones de personas están viviendo hoy bajo alguna forma moderna de esclavitud, y parece que las instituciones, los gobiernos y la sociedad civil no están tomando las medidas necesarias para acabar con este fenómeno.

La esclavitud hoy en día puede ser explotación sexual, laboral, mendicidad forzada, matrimonios forzosos. Las naciones, bajo el mandato de organizaciones supranacionales como las Naciones Unidas tienen el deber y la responsabilidad de erradicar la esclavitud en sus países, para que sus ciudadanos no sean objeto de explotación, y que no se pueda ganar dinero a costa de la vida de la gente. También tienen el deber de educar a sus sociedades para que estas no puedan tolerar este atentado a los derechos humanos y se conviertan en una parte proactiva de su erradicación.

Lo que yo propongo es un plan de seguimiento integral, adaptado para cada nación, con programas de prevención y erradicación de la esclavitud moderna. Contamos con los organismos y las networks suficientemente importantes y desarrolladas en el mundo como para trabajar juntos e incluir a la trata en nuestras agendas políticas.

Se tienen que crear ejemplos jurídicos, de actuación policial, protocoles de acción para que los distintos países tengan una guía de cómo  actuar y de cómo erradicar la esclavitud en cada uno de sus territorios. Tenemos, igualmente, que capacitar a las autoridades y a las nuevas generaciones para que estas se pronuncien abiertamente en contra de la esclavitud moderna.

La esclavitud radica y se sustenta en un flagrante beneficio económico. ¿Quiénes están detrás de la esclavitud? Las organizaciones criminales que se desarrollan a un ritmo frenético, cuando cada vez son más hombres, mujeres y niñas quienes son víctimas de estos atentados de derechos humanos. Y seguramente nos estamos dando cuenta ahora de que hemos llega muy tarde para solucionar este problema porque ya es demasiado grave, pero hay cosas que se pueden hacer. Se puede creer en el efecto virtuoso de que uno empiece la cadena, lo que denominamos el efecto dominó. Cuando uno empieza y es el valiente que crea el ejemplo, esto afecta y contagia a las demás naciones para seguir haciendo lo mismo. Esto en el objetivo de conseguir ejemplos jurídicos y leyes en diferentes países que ataquen la esclavitud moderna; que la población de todas las naciones sepa qué se tiene que hacer para erradicarla, que tengan la posibilidad de ser una parte proactiva de esto.

Imagínense si creásemos estudios en cada uno de estos países diciéndoles qué tienen que hacer, cómo se deben responsabilizar, qué medidas políticas tomar. Les diríamos parte del trabajo que ellos parecen no tener interés en hacer o no tener medios, o no tener simplemente voluntad política. La población de todas las naciones tienen que saber qué es la trata, tienen que entender que es un problema de gran envergadura, pero que ellos son parte de la solución igualmente. La población tiene que involucrarse, y las asociaciones tienen que trabajar mano a mano con el gobierno; y si conseguimos que estas asociaciones y esta sociedad civil se involucren bajo un mandato político, que venga de una organización supranacional como las Naciones Unidas, los gobiernos no nos podrán decir “es nuestra tarea, nuestra soberanía nacional ocuparnos de los derechos humanos de nuestros ciudadanos”. Porque nosotros, como organizaciones, sabemos que en la mayoría de los casos no se toman medidas suficientes para garantizar los derechos humanos en muchos países.

Yo no quiero que ningún niño o niña en el mundo no sepa lo que significa la palabra trata. No me parece normal que lleguemos a la edad adulta sin haber entendido que es uno de los grandes flagelos del ser humano. Por eso, propongo un proyecto internaciones en el que se creen estudios, en el que se dicte a las naciones cómo tienen que actuar, en el que se le digan “estos son los medios que tenéis a tu disposición y estas son las acciones que debéis tomar”.

Hay un vacío de los estudios y protocolos internacionales. Desde el Protocolo de Palermo pocas cosas se han hecho, y muchos países no lo han adoptado. Qué importan los estudios, los presupuestos, las líneas de actuación si solo se quedan en el papel? Tenemos que instar a los países a cumplir con estos mandatos. Tenemos que pedirles que nos efectúen un informe anual con el progreso que se haya realizado, y aquellos que no hayan hecho ningún progreso tienen que ser penalizados, así como aquellos que lo han hecho tienen que ser reconocidos ante la sociedad internacional.

Con este proyecto estamos atacando directamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la pobreza; de desigualdad de género;  de calidad de la educación, porque queremos un futuro distinto para nuestras niñas: de la reducción de la desigualdad, de la justicia, y el refuerzo de las instituciones porque les estamos dando el poder de cambiar las cosas. Igualmente estamos uniendo nuestras fuerzas para alcanzar los objetivos, porque los objetivos se determinan de forma internacional, pero luego se ponen en práctica nacionalmente en los países que realizamos estas estudios.

Tenemos que crear material online para que la gente sea capaz de acceder a esta información, para que aliados difíciles, que han sido siempre, como los medios de comunicación o las grandes empresas no toleren la explotación laboral, ni la explotación sexual y se pronuncien en contra de ello, e insten a sus gobiernos, a sus Estados para que tomen medidas políticas inmediatas para que esto no siga sucediendo.

Obviamente la ignorancia siempre será nuestro mayor obstáculo, pero creo en el poder de organizaciones como las Naciones Unidas para hacer llegar el mensaje a todos de que esto no puede pasar, de que los jóvenes tenemos gran parte de la responsabilidad de acabar con la esclavitud moderna, y que es una situación que no se puede tolerar más.                                                                                       

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