Ixchel Yglesias González Báez - México
Buenas tardes. Mi nombre es Ixchel, vengo de México y la iniciativa que traigo para presentarles en el día de hoy se relaciona con el trabajo que realizo en México desde hace siete años. Yo trabajo junto con mujeres que están en situación de prostitución y mujeres que son víctimas de trata con fines de explotación sexual.
¿Cuál es la propuesta? Bueno, es una propuesta que surge en un país en el que hay siete femicidios todos los días, donde diariamente desaparecen mujeres, y en el que las condiciones de vulnerabilidad y de violencia extrema que se vive, quienes más las padecen somos las mujeres, y de todas las mujeres quienes más las padecen son las mujeres que se encuentran en situación de prostitución, ya sea por diversas vulnerabilidades que las llevan a estar en esa condición, o las mujeres que fueron víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual. Son en estos espacios donde se maximiza la violencia contra las mujeres, y entonces de toda la situación que se puede estar viviendo en mi país, ellas son las que más la resienten. Esta iniciativa surge de la investigación participativa que realizo con ellas.
Yo trabajo de manera independiente, es decir, como consultora. He trabajado para organizaciones de la sociedad civil, para el gobierno, para la academia, y sobre todo de forma directa con ellas. Esto ha permitido construir modelos con ellas, modelos de acompañamiento para trabajar con ellas de una forma diferenciada sin importar la edad que tengan; y hablo de una forma diferenciada porque podemos encontrar desde niñas en este contexto de explotación sexual, hasta mujeres de ochenta años con las que he trabajado. Mujeres que también se encuentran en un estado total de abandono y que no tienen acceso a ningún albergue o espacio debido a su edad, y a un problema legislativo que tenemos, porque la ley prioriza siempre a los menores de edad, que no permite que las mujeres adultas mayores puedan acceder a un espacio en el que se las acompañe.
Entonces, partiendo de toda esta problemática, la propuesta es generar cuatro modelos de acompañamiento. Estos modelos lo que plantean 1) es el trabajo en los albergues con las mujeres. Qué se plantea en estos albergues? Actualmente estoy como voluntaria en un albergue que se encuentra en la ciudad de Puebla y el trabajar directamente con el personal del albergue y trabajar a su vez con las mujeres que están ahí ha permitido desarrollar un modelo de acompañamiento integral, que potencia las capacidades de las mujeres y que las empodera. Esto contribuye al Objetivo 5 del Desarrollo Sostenible que habla de la igualdad de género. Es decir, cómo generar herramientas en las mujeres que les permita, no sólo el empoderamiento –luego hablamos de reinsertar– pero a veces ellas mismas nos decían “¿a qué sociedad nos van a reinsertar si nunca hemos pertenecido a ella?” Entonces no se trata de una reinserción social, sino de cómo se puede construir un espacio en el mundo. O sea, el espacio que necesitamos en el mundo, el espacio que queremos a veces lo tenemos que construir, porque desde que nacimos se nos ha sido negado.
Entonces, esto es lo que se plantea junto con las mujeres; y a su vez capacitar al personal que está en estos albergues, debido a que muchas veces no se cuenta con las herramientas –sí con la voluntad y con las ganas de hacer las cosas– pero no con las herramientas indicadas para acompañar a las mujeres. Entonces es un proceso dinámico el que se da dentro del albergue, y por el otro lado la necesidad de acompañar.
Entonces este sería el tercer modelo: primero mujeres; segundo con el personal de los albergues; el tercero es con las familias de estas mujeres que están en los albergues. Por qué con las familias? Porque la familia es un espacio de socialización muy importante, es una institución social. Y si la familia no pasa por todo un proceso de comprensión de lo que es el fenómeno de la explotación sexual, muchas veces revictimizan a las mujeres, que casi siempre son sus hijas, o las anulan por el miedo que tienen a que ellas regresen. Lo cual genera un círculo vicioso que muchas veces hace que las mujeres cuando salen de los albergues, regresen a un contexto de explotación sexual y ese porque regresan con el explotador, vuelven a ser enganchadas, o tienen relaciones de violencia, ya sea afectivas o laborales. Y esto tiene que ver con la culpa y la vergüenza que sienten por haber estado en la prostitución. Entonces esto plantea ser un modelo de acompañamiento y de regeneración familiar.
Y por el otro lado, también a lo largo de los años he trabajado dando capacitaciones y talleres en escuelas, directamente con las y los profesores, y las y los estudiantes, y las familias de las y los estudiantes. ¿Esto qué tiene de relevancia con este proyecto? Que se lleva al plano comunitario lo que se está viviendo respecto a la violencia contra las mujeres. Y al llevarlo al plano comunitario, lo que hace la gente es apropiarse y ver que la trata no es algo aislado y que solamente está en los contextos de explotación, sino que es algo que nos concierne a todas las personas; y que las relaciones sociales, tal y como las construimos, son las que fomentan que exista la trata de personas. Si logramos transformar la mentalidad, es decir como producir cambios subjetivos, cambios cultuales, cambios de larga duración, es a través de las capacitaciones, del trabajo comunitario.
Actualmente esto lo hago en dos estados de México, el de Tlaxcala y el estado de Puebla. La propuesta es generar estos cuatro modelos y hacerlos extensivos a todo el país, porque es un trabajo que he venido haciendo, pero de forma aislada, por falta de recursos no se ha podido hacer de forma integral. Es decir, cuando hay financiamiento se hace un proyecto con las escuelas, cuando hay financiamiento para otro proyecto se hace con las familias y tiene un alcance importante. Aunque no podemos llegar a tantas personas, sí ha sido un cambio efectivo el que hemos logrado, porque trabajo directamente en las comunidades de origen de las mujeres que son víctimas de esclavitud sexual, y también trabajo directamente en las comunidades que son productoras de padrotes.
Estas comunidades están en el centro de la Ciudad de México, en un estado que se llama Tlaxcala, que se ha conocido internacionalmente como ser en un lugar que se especializa en la producción de proxenetas. Al trabajar directamente en estos espacios ha permitido desarrollar una visión integral que ayude, no a construir mitos o chivos expiatorios, o no a reproducir los estigmas que vulneran y lastiman a las mujeres, por el contrario, a erradicarlo, a mirar que la violencia contra las mujeres no es algo que se debe combatir, ni luchar. Es algo que debemos erradicar. Erradicar es arrancarlo de raíz, cuestionando todos los preceptos y todas las nociones que tenemos sobre lo que es el género, lo que es la violencia, y todos los prejuicios que tenemos sobre las mujeres que se encuentran en situación de prostitución.
La finalidad de esto es, una vez que se pueda hacer extensivo este proyecto –que ya está en marcha, como les cuento, únicamente falta difundirlo– que no sea algo aislado de ciertos Estados sino que se pueda hacer a lo largo del país y de esta manera en algún momento, a largo plazo, poder llegar a las mujeres que están en situación de prostitución, adultas, mayores, mujeres con las que colaboro y por las que también estoy aquí desde hace tres años, y mujeres que realmente necesitan un acompañamiento, y que no hay ninguna institución u organización social que se acerque a ellas. Muchísimas gracias.
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